23 de agosto de 2012

Prólogo


Me desperté como cada mañana, atormentando por los recuerdos de tiempos pasados, pesadillas, oscuros sueños de más tenebrosas andanzas. Imborrables marcas de terribles tormentos sufridos y causados, tolerados y desencadenados. Signos de una vida cargada de dolor, angustia, desamparo y muerte. Todo ello vívido reflejo del camino que un día elegí, tiempo atrás, y del cual, aún con toda la desolación padecida y ejercida, no me arrepiento de haber tomado.

Y si no me retracto es porque hoy revivo en fugaces destellos lo que puede llamarse mi pasado, mi vida. Y veo que mi mente, torturada por el peso de lo que algunos llamarán hazañas y otros brutales atrocidades, no sería capaz de cambiar ni uno solo de mis pasos a lo largo de este mundo. Todo ello, con más o menos acierto, lo hice con la plena convicción de alcanzar un poder, un poder inalcanzable, del cual obtuve lo que quise, cambiándolo.

Ahora, agotado, desecho, exhausto, fatigado de tan inmenso poder que acumulé entre mis manos, arrebatándolo fuera a quien fuera que perteneciese, veo mi historia. Nada ni nadie logró calmar mi sed. Este anhelo de una gloria que quizás no fuera mía, no ha cesado. Acribillando mi alma, incansable.



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Crónicas de Rásel by David Rodríguez González de Chaves is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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